
Voy recolectando sueños mientras observo tu andar, esperando que algún día mires para atrás y me veas, y que yo sea eso que querés ver. Siempre espero.
no sé qué me pasa cuando te veo
qué cosa humillante se me activa
que el complejo de Susanita
me ataca con fuerza
y me muero de ganas
de darte ocho hijitos
de prepararte todos los días comiditas
y esperar a que llegues del trabajo
para que me llames queridita
y yo llamarte queridito
pero gracias a dios cruzás
siemrpe corriendo a la vereda de enfrente
sin darte tiempo siquiera a mirarme
(o tal vez huyendo de tu loca queridita…)
así, puedo seguir con mi feminismo rabioso
detestando a todas las “tontas mujeres”
que padecen del Sueño de Susanita.
De una mamá Nuria
Te siento con una presencia infinita.
Te pienso tal y como estabas aquella vez.
Te inhalo como droga, que me hace reír sin razón
y viajar a esos buenos instantes.
Los granos de café me recuerdan haberte olido
y el olor a cigarrillo me recuerda haberte besado.
Te imagino como alguien que no quiero que seas.
Te busco como un par de medias sin encontrarse.
Te llamo, pero espero que no me respondas;
no me respondas, no dejes que se termine la magia.
Te necesito sólo cuando siento el vacío,
y caigo entre tus brazos.
Me quedo ciega de razón y escucho esas
fábulas que no incluyen vueltas a la realidad.
Te persigo y me convierto en la más
paranoica de los detectives.
Te deseo como un helado de dulce de leche y vainilla.
Te olvido de la noche a la mañana.
Te nombro y ya no quiero hacerlo.
Te amo como si eso no fuera a importarme.